Con buen tino, cuando la Global Network of Director Institutes comenzó a organizar su Conferencia Global entre el 13 y 14 de julio pasados, pensó en Marcos Bertin para ser el moderador de uno de sus paneles más significativos. Dado el notorio perfil de Marcos, el horario que le fue asignado estuvo entre los más adecuados para una audiencia dispersa en todo el mundo.

Con mayor tino aun, Marcos me confesó que, a sus 91 años, buscaba desligarse de compromisos que pudieran implicar una elevada carga de tiempo. No sólo eso: complotado con Santiago Gallichio, me confesó que entre ambos habían sugerido mi nombre como reemplazante. Reemplazar a Marcos Bertin es imposible, por lo que, aceptada mi designación, sólo intenté ocupar su lugar con la mayor discreción posible.

El panel tenía como título “Post-COVID Recovery – Lessons learnt from our global thought leaders on restoring sustainability”. Era realmente impresionante. Pero más impresionado quedé cuando pregunté a los organizadores quiénes eran los “global thought leaders” cuyas lecciones debíamos analizar y, quizás, aplicar. Las autoridades del GNDI me respondieron que esos éramos nosotros, los participantes en el panel. Debo confesar que quedé algo intimidado.

Luego de algunas defecciones, el panel quedó conformado por Caio de Oliveira, un funcionario de la OECD, de origen brasileño, ubicado en Washington, Estados Unidos; Dominic Scriven, presidente de Dragon Capital (una entidad financiera del Sudeste asiático fundada en 1994 con sede en Ho Chi Minh City, Vietnam) y vicepresidente del Instituto Vietnamita de Directores y nada menos que Patrick McDonald, presidente del Institute of Directors del Reino Unido, con sede en Londres. Impresionante.

Tengo alguna experiencia en paneles y sé que un participante mediocre, o con dificultades de expresión o comprensión o con escasas habilidades discursivas puede sumirlo en la opacidad y hacer que la audiencia se dedique a tareas más atrayentes. En consecuencia, en lugar de sugerir a cada uno que preparara una exposición individual (con esos riesgos implícitos), adopté el formato de un diálogo cruzado entre los participantes. Para ello, diseñé un conjunto de preguntas para efectuar al azar, pero con la advertencia de que una misma pregunta podía hacerse a más de un participante y de que se admitirían interrupciones y observaciones de los panelistas durante las respuestas de los demás. La propuesta resultó atrayente y permitió un cambio nutrido de ideas.

Las preguntas fueron cinco, todas centradas en el concepto de sustentabilidad, de cómo éste fue afectado por (y durante) la pandemia y sobre la posibilidad de su restauración (en otras palabras, acerca de “la nueva normalidad”).

Las conclusiones fueron variadas: el COVID-19, más allá del tremendo costo en vidas humanas, dejó muchas enseñanzas acerca de la fragilidad de nuestro entorno y la (in)capacidad corporativa de adelantarse a los acontecimientos y tuvo algunas virtudes (un nuevo énfasis en la puntualidad, por ejemplo).

Muchas enseñanzas están aun en proceso de incorporación a nuestras rutinas básicas. El proceso seguramente producirá cambios que llegarán para quedarse ―en materia de análisis prospectivo y de agudización de las obligaciones de ejercer la debida diligencia por los directores, por ejemplo―; algunos de esos cambios eran necesarios aun antes de la pandemia y ésta sólo los aceleró.

Hubo consenso generalizado en reconocer la dificultad de medir el impacto (sea negativo o positivo) que la pandemia tuvo sobre la sustentabilidad; pero eso sólo hizo que este concepto adquiriera mayor relevancia a los ojos de los directorios y de sus integrantes. Todos coincidieron en que los fenómenos como la pandemia no afectan a todos los directorios por igual ni se espera de éstos una reacción uniforme: la escala empresaria, la actividad específica que la empresa desarrolla y su respectivo entorno siguen siendo elementos de peso decisivo en la adopción de políticas de sustentabilidad.

Por suerte el tiempo nos quedó corto y no hubo silencios que cubrir forzadamente. Y por los comentarios recibidos, la audiencia pareció haber quedado satisfecha.