¿Cómo se desarrolló tu carrera hasta llegar a la posición de dirección?

Mi experiencia en la empresa comenzó desde muy pequeña y luego se traduciría en mi carrera profesional dentro la empresa familiar. Durante mi adolescencia pasaba las vacaciones de verano realizando mis primeras labores en la empresa, lo que me permitió conocer a temprana edad que quería estudiar ingeniería industrial en el ITBA. Al finalizar mi carrera universitaria, en pleno 2001 con un país que no se encontraba pasando un buen momento político, social y económico, decidí aprovechar una oportunidad que se me presentaba de trabajar en una multinacional en Alemania. Mi paso por ese país me permitió conocer el funcionamiento de las grandes empresas, en qué se diferencian de las pymes, cómo son sus procesos y sus prácticas cotidianas. Al volver a la Argentina en 2004, ya con un horizonte y una experiencia más amplia, me sumé formalmente a SIN PAR. Primero estuve en el área de Aseguramiento de Calidad, luego fui pasando por otras áreas, hasta llegar a convertirme en la Directora de operaciones y Marketing de SIN PAR.

 

Cuáles fueron los principales desafíos que encontraste en el camino?

Fueron muchos, sobre todo por el contexto nacional, por la falta de políticas y el apoyo gubernamental a las industrias, decantando en un número de industrias en Argentina cada vez menor. Otro desafío al que me he enfrentado, es el de la mala reputación que suelen tener las industrias metalúrgicas en lo ambiental y laboral, teniendo que trabajar arduamente para modificar esta realidad en nuestra empresa.

En cuanto a participar en instituciones o asociaciones externas a SIN PAR, me he enfrentado a situaciones en dónde no hay libertad de opiniones diversas y tampoco existe la presencia femenina en los directorios. A su vez, me ha tocado participar en reuniones de directorios en dónde la diversidad de opiniones no es bienvenida, los posibles aportes de los jóvenes no son valorados, donde no hay paridad de género y cuya única finalidad era la búsqueda de poder de los directivos. También tuve excelentes experiencias en asociaciones o instituciones donde se nota el respeto por la paridad de género, el intercambio de opiniones, el comportamiento ético y las relaciones genuinas.

Otra dificultad muy frecuente de nuestro género fue la maternidad. Como por lo general las mujeres nos hacemos cargo de las tareas de cuidado, la compatibilización entre las tareas hogareñas, de familia y laborales es un desafío complejo, donde la organización de los tiempos y eficiencia son requisitos fundamentales.

Pero para concluir con esta pregunta sobre los desafíos a los que tuve que enfrentar, me gustaría decir que soy una convencida que cuando una trabaja con pasión, en lo que realmente le gusta, no observa a los desafíos como barreras imposibles de superar. Si no más bien como oportunidades de aprendizaje, sobre confiar en una y ser resiliente.

 

¿Qué herramientas, entornos, procesos sentís que fueron claves para fortalecer tus habilidades como directora?

La educación, la experiencia, el networking y el apoyo que he tenido a lo largo de mi carrera, fueron claros para alcanzar mi posición como Directora y para desempeñarme como tal. Ser mujer, en lo personal, no fue un factor determinante porque conté con la presencia de mujeres empresarias dentro de mi familia, que fueron modelos muy cercanos y me permitieron proyectarme y cumplir los objetivos que me había propuesto. Esto fue un privilegio, ya que no es algo normal, que no le sucede a la mayoría de las mujeres. El haber tenido la posibilidad de realizar prácticas dentro de la empresa familiar desde adolescente me han permitido aprender y desarrollar herramientas para desempeñarme en este rol. Otra clave fue mi experiencia en Alemania al poco tiempo de recibirme. Me permitió ampliar, conocer desde adentro otras formas de contemplar las empresas, la sustentabilidad y la gestión que luego traería a SIN PAR.

En mi vuelta a Argentina me enfoqué, también, en entender y ser parte de la actividad gremial, continuando con el legado de mi padre. Es así que llegué a la Cámara de Industria y Comercio Argentino Alemana (AHK), dónde no solo aprendí cómo es la actividad gremial binacional y el rol de la mujer dentro de esta institución. En la actualidad tengo la responsabilidad de ser miembro del directorio de la Cámara.

Pero no sólo me interesé en entender el mundo del relacionamiento político gremial, sino también el social, en especial después de haber vivido los difíciles momentos de desintegración social a los que estuvimos expuestos en la crisis del 2001. Por lo que siempre busqué participar en instituciones sociales, colaborando con la comunidad que me rodea. Sin dudas por un sueño personal fundado en mis valores, de mejorar mi metro cuadrado, de búsqueda de la excelencia, de tratar de dejar este mundo a las siguientes generaciones un poco mejor de lo que lo recibí. Uno de estos sitios al que asistí fue el Hogar María Luisa y lo menciono aquí porque tiene un rol fundamental en la directora que soy hoy en día.

El Hogar, como ya mencioné anteriormente, es una institución civil sin fines de lucro que asiste a niños y niñas víctimas de violencia, abuso y maltrato, y para mí ha sido, y es, una gran escuela personal.

En este sitio me sumergí en un mundo totalmente desconocido y enriquecedor, aprendí cómo se gestionan las ONG, a conocer e interactuar con profesionales de rubros totalmente diferentes al mío y a respetar las diferencias cuando lo que prima es la solidaridad y un objetivo en común.

Desde el año 2017 tengo la fortuna de ser presidenta del directorio de esta institución y de seguir capacitándome en este ámbito tan diferente desde lo social, pero tan similar desde la óptica de gestión a las demás Pymes, instituciones y empresas que he trabajado, en particular en lo referido al manejo en contextos adversos con recursos escasos y la riqueza y ventajas de la diversidad.

Además de las instituciones ya mencionadas, participé y participo de otras instituciones más, tanto empresariales como sociales (IDEA, Fundación Flor, Club Alemán, etc.). Esta actividad me permite fundamentalmente expandir mis redes de relacionamiento con personas y profesionales de muy distintos ámbitos, lo que enriquece no sólo mi experiencia de vida, sino también me permite encontrar personas que complementen mis habilidades o estén siempre a disposición de dar una mano o un consejo cuando lo necesito. Y en un mundo donde la flexibilidad y la velocidad de respuesta a desafíos cada vez mayores son indispensables, necesitamos de una red de trabajo colaborativo para encontrar soluciones efectivas.

 

¿Qué lugar le darías a la capacitación en el desarrollo de tus habilidades directivas?

Creo que la capacitación y el estar en constante movimiento viene de la mano de la evolución y el desarrollo profesional. El estar en participación activa y continua con instituciones como el Hogar María Luisa, el cual tengo el privilegio de presidir, asistir a diferentes convenciones y charlas, como trabajar día a día en SIN PAR buscando evolucionar y afianzarnos como una empresa líder en la industria, complementan mi formación académica, la refuerzan y la amplían. Es por este motivo que considero que la capacitación y la experiencia que he adquirido, y continúo adquiriendo, me han convertido en la directora que soy hoy en día.

La velocidad de los nuevos desarrollos tecnológicos y de los cambios sociales es cada vez mayor, por lo que la formación y actualización permanente es indispensable para poder permanecer activo y productivo en este contexto. Por lo que trato de generar siempre espacios para aprender. Ya sea cursos, conferencias, videos online o simplemente informarme a través de diversos canales. Pero lo más importante es tratar de aprender de fuentes diversas y temas variados, en especial de aquellos que tal vez a primera vista no parecerían relevantes para mi empresa, porque esto me permite derribar sesgos y fomentar la creatividad. Muchas veces las soluciones a problemas complejos no son las mismas soluciones de siempre, sino todo lo contrario. Y con el transcurso de los años voy viendo como todas las experiencias y conocimientos, que muchas veces parecían piezas sueltas de un gran rompecabezas, empiezan a unirse y formar una imagen coherente y multifacética de la persona que soy.

 

¿Cómo fue tu experiencia en IGEP? ¿Qué pensás que puede hacerse para fortalecer la presencia de mujeres en directorios desde nuestra institución?

Al IGEP llegué a través de varios pasos. Durante la pandemia, aprovechando la mayor accesibilidad de la virtualidad para realizar capacitaciones, realicé el programa MED (Mujeres en Decisión) de Fundación Flor. Me lo habían recomendado varias veces ya y me intrigaba saber por qué se requería un programa especial para mujeres. Allí empecé a hacer un fuerte trabajo introspectivo que me permitió comenzar a ver las dificultades que muchas mujeres sufren y que hasta ese momento no había sido tan consciente en mi propia trayectoria. Y también me permitió empezar a visualizar la importancia de que las empresas familiares, incluso las pymes, también tengan directorios profesionales. Para seguir profundizando en la temática participé de varios cursos en el IAE sobre directorios, donde conocí a Alex Marchionna y al IGEP. Y ni bien pude anotarme realicé el DEP XXIX.

Más allá de los contenidos teóricos y prácticos, brindados por profesionales y especialistas de primer nivel, lo que más valoro fue el intercambio de experiencias y pareceres con colegas y profesores.

Y reconfirmé la importancia que tiene para el desarrollo de nuestro país que sus empresas, e instituciones de toda índole, también profesionalicen su gestión. Pero no sólo con habilidades técnicas, sino muy especialmente con valores éticos y con una mirada social y de cuidado del otro (sea persona o el ambiente que nos rodea). Y en esto último es donde creo que las mujeres podemos ayudar mucho aportando nuestra mirada y experiencia, que por lo general desarrollamos desde muy pequeñas. Ya sea por sesgos o no, pero hoy es un plus que traemos a las organizaciones que requieren de liderazgos más empáticos.

Una responsabilidad que tenemos todos los directores profesionales egresados del IGEP es sin dudas seguir difundiendo la importancia de que los directorios estén integrados por profesionales capacitados, incluso en las pymes y en todo tipo de instituciones. Y en especial para que más mujeres se interesen por estos espacios, es importante recalcar las ventajas de tener directorios diversos (aunque no sólo en género, sino también en edad por ejemplo), y también mostrar ejemplos de mujeres exitosas en directorios. Las mujeres deben ser las primeras en convencerse de que esos espacios también son para ellas, de que pueden aportar riqueza a la comunidad desde esas posiciones, pero que  también es su responsabilidad formarse para esos cargos. Y luego, trabajar con dedicación y pasión para alcanzar sus sueños.