El panel referido a cómo generar conciencia en los directorios acerca de la temática de ESG fue un espacio de reflexión en el que encontramos muchas coincidencias. Entre ellas se destacaron las siguientes:

El directorio es el órgano dentro de las estructuras de gobierno corporativo mejor posicionado para definir el tono que los desafíos exigen. Definidos en el máximo nivel, los valores éticos y de sustentabilidad derraman en cascada hacia toda la organización. Esa transversalidad es crucial ya que está probado que una buena implementación es aquella que se embebe en todas y cada una de las decisiones que se toman, comenzando por la definición estratégica. 

Se identificaron las tensiones que se producen entre el foco en el corto y en el largo plazo y, en lo personal, enfaticé que estamos viviendo momentos de enorme transformación a una velocidad asombrosa por lo que se requieren más y más liderazgos resilientes para afrontar los desafíos inmediatos (guerras, inflación, desigualdad) pero también abiertos y flexibles que permitan a las empresas entender la evolución del mercado y cómo deben adaptarse a las nuevas características de manera de seguir siendo relevantes. La creación de valor en el largo plazo es uno de los principales impulsores para los inversores institucionales que de manera creciente están demandando a las empresas en las que invierten un compromiso claro y una rendición de cuentas inequívoca al respecto, por varios motivos, aunque el más evidente es que ellos manejan fondos de sus clientes que también están alineados con el largo plazo, como por ejemplo, planes de retiro. 

Es imperioso priorizar en las agendas de los directorios adecuadamente las políticas de sustentabilidad por cuanto no solo generar participación en mercado y crean valor sino que también son un factor clave a la hora de atraer y retener talento. Si bien, no hay modelos que puedan trasladarse de un país a otro, incluso de una empresa a otra, acordamos que las decisiones deben ser tomadas en base a datos, comparaciones de mercado, informes científicos. Tuve la oportunidad de comentar que en una encuesta conducida por el International Institute of Finance (IIF) se observó una tendencia creciente entre instituciones financieras en cuanto a contar con un Chief Sustainability Office (CSO) que se focalice no solo en la identificación de riesgos, sino también oportunidades de negocios con un perfil que pueda adaptarse a las distintas audiencias dentro y fuera de la compañía, capaz de persuadir, inspirar, convencer, explicar, capaz de articular una narrativa que involucre y comprometa a la mayor cantidad de actores posibles. El desafío es grande, no es fácil balancear campos del conocimiento como la ciencia, los negocios, las finanzas o el gobierno corporativo, o el corto y el largo plazo o stakeholders internos o externos. Y todos son ángulos indispensables para avanzar con éxito en la agenda. El mencionado informe fundamenta el desafío diciendo que cuando el mundo fuera de una organización está cambiando más rápidamente que dentro de la organización, se necesita de alguien que haga sentido a todo eso y ayude a la organización a, como mínimo, mantener el ritmo de cambio e idealmente anticiparse. Si tuviera que sintetizar el sentir del panel diría que hubo coincidencia en que quienes nos desempeñamos en directorios debemos abocarnos a impulsar la agenda de ESG de manera consciente e inmediata. El momento es ahora. Los riesgos y las oportunidades son enormes.