Uno de los grandes escritores británicos del siglo XX, Graham Greene, escribió una novela cuyo título es “The Heart of the Matter”[1]. El título juega con el concepto de centralidad del corazón y con el tema de la novela en que se entremezcla distintas relaciones amorosas y de amistad. Lo que el libro y al menos su protagonista principal Henry Scobie parecen buscar es la esencia de la situación en la que viven los personajes, el corazón de la situación.

Cuando se observan las discusiones sobre ideas y conceptos en Argentina, como a principios del siglo XIX nuestra intelectualidad porteña rápidamente adopta los debates que se producen en Europa y América del Norte. Mitre le recomienda a Roca que resuelva los problemas del país dada la gente que habita el país [2]. Parecería que buscamos escaparnos siempre de discutir y enfocar la problemática única y singular que siempre se genera en Argentina. Así sucede con la gobernanza.

Pero resulta que un paseo por disciplinas cercanas a la gobernanza y por otras latitudes, muestra devaneos que también son estériles. Paul Barnett, fundador de la Enlightened Entreprise Academy [3], menciona en un reciente posteo en Linkedin a un artículo de Geoff Marlow [4] como lectura obligatoria para quienes están preocupados por el predominio de las modas en la teoría gerencial así como la evidente falta de capacidad que tienen de generar resultados duraderos. Extrajo para ello dos frases que llamaron mi atención, porque vengo defendiendo estas ideas hace años.

“El problema no es que no tengamos suficiente teoría. El problema es que tenemos demasiadas teorías a las que les faltan praxis en el mundo real.” Es el fundamento de por qué siempre he preferido estudiar y enseñar con el método del caso, en el que se enfatiza encontrar los conceptos que funcionan en las situaciones específicas de un caso de la vida real.

“Las culturas 'Future-fit' [5] de innovación, agilidad y adaptabilidad solo emergen cuando el aprendizaje está vivo en una organización — expandiendo las conexiones y la interacción entre la comprensión del entorno, las habilidades gerenciales , las perspectivas de análisis con el entendimiento del negocio y sus circunstancias, la toma de decisiones y la generación de acciones; que a su vez permitan una recíproca expansión de conocimiento incorporado, sembrado en la organización, con cobertura extensiva y una aplicación práctica en la empresa.”

La máquina de la moda de la teoría gerencial está operando en su pico en 2022 así como la cada vez más presente corrección política. Cualquier adicto debería saber que se deberá superar una crisis en algún momento del futuro si uno no está en rehabilitación. Sólo a partir de ese momento, las personas podrán sentirse vivas y humanas nuevamente.

Mi síntesis: las teorías sin anclaje en la realidad nos llevan a no obtener soluciones justificadas o prácticas; la moda y la corrección política (su prima hermana) conducen a concentrarse en la espuma del cappuccino y no en el café… Esto no es nuevo y lo digo desde que arranqué mi primera clase.

En su siguiente posteo, Barnett se interroga sobre cuántas víctimas más habrá en los rangos de gerentes y directores por esconderse detrás de un concepto que a veces no se conecta con la realidad del entorno en que se aplica y cuyo momento claramente ha llegado. Estoy hablando del acrónimo “ESG [6]” sobre el que se escribe y habla mucho, una evolución natural de las preocupaciones sociales que ha ido absorbiendo el mundo empresario.

Pero como en tantas otras olas de cambio en el pensamiento gerencial, ESG ha estado generando mucha hojarasca poco sustentable y poco práctica, dado que la implementación y el control en muchísimos casos en las empresas no están produciendo resultados tan robustos como hubiera sido práctico esperar.

Es más, ESG podría resultar tóxico para la reputación del mundo empresario y en particular para la gobernanza si fuera utilizada como un fetiche de moda para no resolver los problemas más básico que tienen muchos de los países en este campo.

Barnett se permite citar a Elizabeth Sheedy, profesora de Macquarie University: “Accountability [7] en el espacio ESG es exactamente lo que el sector necesita. Hace demasiado tiempo que los fund managers se han salido con la suya con credenciales infladas sobre la inclusión de ESG en sus estrategias de inversión, dañando la reputación del propio concepto. Hay que recibir con alegría a aquellos insiders que arrojan luz sobre la mala praxis de lo que podríamos llamar 'greenwhasing'. Se necesitan más profesionales éticos para limpiar en el mundo empresario alrededor del concepto, de manera tal que pueda alcanzar las promesas de mejoras con las que fue concebido”.

Se puede caracterizar a Argentina como un entorno de información financiera floja de papeles, de imposible cumplimiento estricto de la ley impositiva so pena de perder competitividad o quebrar, de luchar por la supervivencia del concepto mismo de empresa privada y de la necesidad imperiosa de que la riqueza que genera se comparta con la sociedad.

Los temas de gobernanza que están en el candelero en el mundo globalizado deben figurar en la agenda de la empresa argentina, pero los temas recién nombrados son estamentos más básicos y primitivos en los que estamos gravemente atrasados. Ocuparse de ESG en forma prioritaria mientras incumplimos con la ley o los principios elementales del gobierno corporativo sería emprender una distracción que dificultará seriamente el desarrollo de una sólida y creciente práctica de gobernanza durante los próximos años.

 


[1] Que liberalmente se podría traducir como “El corazón del tema en cuestión”.

[2] Según el relato de Félix Luna en su libro “Soy Roca”

[3] En castellano, Academia de la Empresa Ilustrada

[4] Director Ejecutivo de “Aligned Agility”

[5] Difícil de traducir pero se podría pensar en “Adecuadas/mejor adaptadas al futuro”.

[6] En inglés: Environment, Social, Governance

[7] La capacidad y la obligación de rendir cuentas ante accionistas y/o shareholders, por ejemplo.