“FTX, una de las mayores empresas de criptomonedas del mundo, se acogió al Chapter 11 de la legislación concursal de los EE.UU. el 11 de noviembre de 2022 tras una semana de agonía”

El personaje: Sam Bankman-Fried

En su primera aparición pública desde el derrumbe de FTX, el “rey de las criptomonedas” le dijo al The New York Times que había tenido un “mal mes” y que casi no le quedaba dinero. 

Bankman-Fried, de 30 años, aseguró al diario que incluso él tampoco sacó su propio dinero de FTX y que en ese momento no tenía “casi nada”. En una entrevista desde Bahamas, contra el consejo de sus abogados, explicó que solo le quedaba una tarjeta de crédito con una deuda de alrededor de US$100.000. Aseguró que no hubo un engaño deliberado a los inversores y agregó: “Nunca intenté cometer fraude”.

En su mejor momento, Bankman-Fried fue visto como una versión joven del legendario inversor estadounidense Warren Buffet. Hasta fines de octubre, tenía un patrimonio neto personal estimado en más de US$15.000 millones.

Bankman-Fried renunció como CEO de FTX unos días más tarde; fue reemplazado por John J. Ray III, un abogado con 40 años de trayectoria en reestructuraciones empresarias. En la entrevista dijo que por ahora no estaba preocupado por posibles responsabilidades penales o civiles y que no temía ir a prisión.

Bankman-Fried también se había hecho muy conocido en Washington DC como donante de campañas políticas y por abogar por una buena regulación de las criptomonedas, entre otros asuntos. Pero en su entrevista, el empresario confesó que gran parte de su trabajo en la capital de EE.UU. había sido de relaciones públicas “disfrazadas de buenas intenciones”.

 

La empresa: FTX

La firma se derrumbó el mes pasado tras haber alcanzado un valor de US$32.000 millones. Hay preguntas sobre los detalles de los movimientos de dinero entre FTX y otras entidades, incluida el fondo de inversión de su propiedad, Alameda Research. Según documentos judiciales presentados a principios de diciembre, FTX tenía una deuda con sus 50 acreedores más grandes de casi US$3.100 millones.

El ex CEO de FTX admite que subestimó la gran cantidad de efectivo necesaria para cubrir los retiros de los usuarios de FTX, lo que provocó pánico entre los clientes. Reconoció que su firma se había involucrado en el llamado greenwashing, la estrategia de algunas empresas que participan en proyectos ambientales para ganar publicidad. 

La compañía radicada en el distrito de Delaware, que supo ser uno de los exchanges más grandes del mundo, quedó expuesta con su falta de solvencia y no pudo responder a la desconfianza del mercado.

La renuncia de Bankman-Fried se produjó días después de que su rival más grande, Binance, abandonara una propuesta de adquisición y se viera obligada a luchar por conseguir unos 9.400 millones de dólares de inversores y rivales. Al avanzar con el acuerdo aparecieron alarmas como "mal manejo de fondos de los clientes" e investigaciones que estaría llevando a cabo la SEC (Comisión de Bolsa y Valores de los Estados Unidos), que hicieron desistir a la interesada.

Según la información oficial, la compañía "espera que los empleados de FTX a nivel global sigan dentro de la empresa y colaboren con el nuevo CEO y los demás responsables durante los procedimientos del Capítulo 11".

"El alivio inmediato del Capítulo 11 es apropiado para brindarle a FTX Group la oportunidad de evaluar su situación y desarrollar un proceso para maximizar las recuperaciones para las partes interesadas", dijo el flamante CEO, quien aseguró que FTX tiene "activos valiosos", que se pueden administrar de manera efectiva en un proceso "conjunto y organizado".

Posteriormente, Bankman-Fried reconoció que en apenas 72 horas se habían producido reembolsos netos de la plataforma valorados en 6.000 millones de dólares y que FTX tenía dificultades para dar liquidez a sus clientes.

Los profesionales a cargo de la quiebra tuvieron grandes dificultades para encontrar la mayoría de las criptomonedas que forman parte del balance de la compañía, así como con el dinero en cuentas bancarias de FTX. Después de un par de semanas a cargo, sólo habían identificado u$s 740 millones en billeteras “frías” y otros u$s 560 millones en cuentas bancarias.

John J. Ray III ha denunciado que FTX operaba sin ningún tipo de control centralizado sobre sus finanzas. Todavía no se ha logrado identificar todas las cuentas bancarias que pertenecían a las empresas de Bankman-Fried, ni tampoco quiénes estaban autorizados a realizar extracciones. Además de gastos operativos extravagantes, se habla de préstamos de u$s 1.000 millones a Bankman-Fried y de u$s 500 millones al co-fundador Nishad Singh; también de compras de casas para empleados realizadas con procedimientos informales y toques juveniles en el circuito de aprobación…

 

Impacto en las criptomonedas

La confianza en FTX se terminó de derrumbar cuando Changpeng "CZ" Zhao, CEO de Binance, anunció que el exchange chino iba a retirar los FTT que tenía en la plataforma de intercambio de criptomonedas, ya que consideró que había una "crisis de liquidez significativa".

Pero FTX no estuvo sola: muchas firmas que manejan criptomonedas, han tenido problemas con la contracción de la economía en general y las preocupaciones sobre la viabilidad de las criptomonedas en general.

En este contexto, el resto de las criptomonedas se vieron arrastradas a la baja en los días siguientes. El bitcoin cayó 3,8% cotizando por debajo de los u$16.805,15 y el Ethereum hizo lo propio al bajar 1,9%, para ubicarse en los u$s1269,62.

El competidor de FTX, BlockFi, también se acogió al Chapter 11 el 28 de noviembre como consecuencia de la onda expansiva del paso que dio FTX unos días antes. Pero ya venía con problemas desde junio con una crisis de liquidez derivada del colapso del hedge fund de criptos, Three Arrows Capital. 

 

Algo ocurre con el regulador

Suelo ser muy crítico del exceso del celo regulador de muchas entidades en el mundo. La SEC suele parecer puntillosa.

Pero la memoria trae recuerdos nefastos de su falta de prospectiva. La crisis de los bonos basura de los años 1980, escándalos como el de Enron a fines del siglo XX, la caída del banco de inversión Bear Stearns, la crisis de las hipotecas subprime y el consecuente colapso de Lehman Brothers. Más recientemente, el amague de Elon Musk de retirar su adquisición de Twitter con la pérdida de valor en varios billones de u$s que soportaron los pequeños inversores. Y ahora: FTX…

¿Qué está pasando con la SEC? Parecen muy eficientes en la supervisión del papeleo de valores que no generan mucha emoción. Entrar a cotizar en los mercados que la SEC regula es someterse a un microscópico relevamiento y análisis de tripas de la empresa.

De hecho, una regulación tan burocrática como invasiva ha llevado a que se desarrollen nuevos instrumentos y mercados financieros lo más lejos posible de la mirada del regulador. Obviamente con el atractivo adicional de protegerse de decisiones impositivas y cambiarias de diversas jurisdicciones como la Argentina.

Sin embargo, muchas de las firmas mencionadas en este artículo estaban bajo la supervisión de la SEC. 

También hay que concluir que los mecanismos internos de gobernanza no han funcionado adecuadamente. La historia habitual de un Board dominado por un fundador, accionista principal, presidente del Directorio y CEO que acumular todo el poder en la empresa, debe tener mucha culpabilidad en todas estas nuevas crisis.

Indudablemente se pone de relieve una vez más la importancia del accionar diligente y valiente de los directores externos y/o independientes para descubrir conductas disfuncionales, acentuar controles preventivos y prevenir crisis de liquidez o financieras que se podrían haber evitado.