La pandemia producida por el virus Covid-19 y las consecuentes medidas sanitarias implementadas por nuestro gobierno, han provocado un impacto en la actividad aseguradora que cambiará, como en todas las ramas de la economía, la forma de hacer negocios y la forma de prestar los servicios, y en consonancia, la agudeza y cintura del directorio para adaptarse rápidamente a la misma.

En primer lugar, debemos decir que la industria del seguro brinda cobertura ante eventos imprevisibles, a asegurados particulares, industrias y gobiernos, y la pandemia afectó a todos ellos en mayor o menor medida; y esto claramente ha tenido diferente impacto según se trate de tal o cual bien o interés asegurable; y por eso, algunas ramas del seguro han sido más castigadas que otras.

Claramente las coberturas de seguro de todo el sector comercios, industria (principalmente las pequeñas y medianas), servicios y todo el sector del turismo y aerocomercial, se ha resentido notablemente y por ende ha tenido caída de pólizas y reducciones de coberturas de manera importante.

Todos los seguros de automóviles, Riesgos del trabajo, robo y mayoría de seguros obligatorios, han tenido una “temporaria mejora” debido a una abrupta caída de la siniestralidad producto de la menor actividad y circulación de las personas, como así también, la necesidad del trabajo remoto implementado por la mayoría de las empresas, que hizo que las personas no se expongan a los riesgos de la rutina diaria.

Asimismo, la pandemia y la reducción del contacto personal, hizo que tomarán especial preponderancia la implementación de herramientas tecnológicas y la obligada aceleración de la migración de las aseguradoras a potenciar sus servicios (tanto en el aspecto comercial como el de siniestros) hacia una mayor injerencia de la tecnología y entornos virtuales.

Esto plantea muchos desafíos en el futuro mediato y porque no inmediato para el directorio de la Cías. De seguros, como ser, mayor competencia por precios (la recesión hará que todos los asegurados revisen su estructura de costos y por ende revisarán sus pólizas y analizarán diferentes coberturas y sus valores) pero simultáneamente una mayor, y más exigente, competencia en la oferta de servicios modernos y ágiles, con aplicaciones móviles útiles y extremadamente funcionales que permitan al asegurado tener más y mejor respuesta ante los siniestros; generando así, una percepción del servicio de su aseguradora acorde a la familiarización que todo el mundo posee con las nuevas tecnologías toda vez que, habiendo descubierto los clientes, que muchas cosas se pueden solucionar a distancia, ese enfoque ya es un camino sin retorno.

En conclusión, es una etapa en la que los directores de las compañías de seguros, junto al management de la misma, deberán trabajar codo a codo para reaccionar rápido y adaptarse a la crisis generada por esta pandemia que está exigiendo, y exigirá, que haya que revisar todos los planes estratégicos de las Aseguradoras; dado que la generación de nuevos negocios deberá lograrse en un escenario de alta competitividad, tarifas muy ajustadas, y alta demanda de servicios que requieren, y requerirán, mucha inversión en tecnología.