El 18 de abril de 1893 nació en Michigan, EE.UU., Herbert J. Taylor. Un hombre de negocios que en 1932 aceptó el desafío de dirigir Club Aluminum Products Company de Chicago que estaba atravesando por una crisis que se vislumbraba como irreversible. En su búsqueda de soluciones diseñó pautas éticas simples, hoy conocidas como la prueba cuádruple rotaria, que lo ayudaron a rescatara la empresa que lideraba. Limitó sus pautas de gobernanza a las cuatro preguntas que hoy conforman la prueba. Acto seguido recabó la opinión de sus cuatro jefes de departamento. Un católico romano, un científico cristiano, un judío ortodoxo y un presbiteriano. Todos concordaron en que los principios de la prueba no sólo coincidían con sus creencias religiosas, sino que también proporcionaban una guía para sus respectivas vidas personales y empresariales.
La prueba, de profunda simplicidad, se transformó en la base para la toma de todas las decisiones en Club Aluminium. Su personal la aplicó de inmediato a la publicidad. Conceptos como "el mejor" o "el más grande" se eliminaron de los anuncios y se reemplazaron por descripciones fácticas de los productos. Los comentarios negativos sobre los competidores se descartaron de la publicidad y de la comunicación. La prueba impulsada desde el directorio de la empresa se convirtió gradualmente en la cultura de la misma y en una guía para todos los aspectos del negocio, creando un clima de confianza y buena voluntad entre los directores, accionistas, empleados, sindicatos, distribuidores, clientes, proveedores y competidores. No sólo ayudó a mejorar sus finanzas sino también su reputación y el clima de trabajo. De ese modo Club Aluminium se transformó en un proyecto sustentable que consideró los intereses, no necesariamente coincidentes, de todos los stakeholders. Después de haber aplicado la prueba cuádruple durante cinco años, la empresa saldó sus deudas y durante los siguientes quince años distribuyó dividendos a sus accionistas. Su patrimonio neto también se incrementó notablemente. The Four-Way Test nació en el competitivo mundo de los negocios, y se sometió a la prueba de fuego de la experiencia en uno de los momentos tal vez más difíciles que la comunidad empresaria global tuvo que enfrentar. En 1942 Richard Vernor de Chicago, entonces miembro de la junta directiva de Rotary International, sugirió adoptar la prueba en forma institucional.
Así nació uno de los primeros códigos de gobernanza, la prueba cuádruple de lo que se piensa, se dice o se hace:
1. ¿Es la VERDAD?
2. ¿Es JUSTO para todos los interesados?
3. ¿Construirá BUENA VOLUNTAD y MEJORES AMISTADES?
4. ¿Será BENEFICIOSO para todos los interesados?
Dentro de la prueba cuádruple se debe reflexionar en primer lugar acerca de si la visión que tenemos de la circunstancia particular efectivamente se adecúa a la misma considerando todos los factores que la afectan o bien podrían hacerlo, para luego indagar si la acción que nos proponemos realizar producirá un resultado justo para todos los interesados según su naturaleza y aporte. La consideración de un beneficio equilibrado al momento de hacer negocios y vincularnos en el plano de la amistad construye, crea y mejora las relaciones en lugar de dañarlas. Analizar si nuestras acciones construirán buena voluntad y mejorarán amistades implica cocrear una energía positiva con fundamento en el amor y la consideración y cuidado a nuestros semejantes. Al indagarnos sobre beneficios—verdaderos y justos—para todos los interesados, es decir para todos los stakeholders, damos primacía al concepto de la competencia sana, constructiva y creativa.
En la década del treinta del siglo pasado se presentaron muchas dudas sobre el funcionamiento de la prueba cuádruple en el mundo real. Se ponía en tela de juicio si realmente los empresarios podrían vivir de acuerdo con sus principios y en forma coherente entre lo que decían y hacían. En aquel momento los resultados positivos de la aplicación de la prueba despejaron esas dudas.
Habiendo transcurrido casi noventa años desde su creación, nuevamente cabe preguntarse si la prueba cuádruple podría ayudarnos a superar las dificultades actuales. Me inclino por una respuesta definitivamente afirmativa. Hoy la prueba cuádruple es internacional y trasciende las barreras del idioma. No conoce credo, dogma ni política. Además de ser un código de ética y gobernanza, tiene todos los ingredientes para propiciar una vida sustentable en todos los sentidos. No tengo dudas de que puede y debe funcionar en la sociedad contemporánea que necesita apoyarse y evolucionar sobre la integridad moral de sus miembros.
La prueba cuádruple es tremendamente simple, asombrosa en su potencia, innegable en sus resultados efectivos. Con sus casi noventa años ofrece una visión fresca, innovadora y positiva en medio de un mundo lleno incertidumbres donde luego de la irrupción del COVID-19 nada nos es familiar y necesitamos en forma ineludible innovarnos, adaptarnos y reinventarnos. Ese proceso de cambio necesita un marco de referencia y es allí donde recobra valor el legado de Taylor. The Four-Way Testes una herramienta válida, vigente, simple, eficaz y sustentable para construir y transitar el puente hacia la nueva normalidad post pandemia y guiar el diálogo que nos permita superar los sufrimientos que padecemos en nuestra sociedad. Bajo sus designios cada uno puede transformarse en su propio oficial de cumplimiento y provocar en la sociedad un impacto positivo, duradero y transcendente.
Federico Carenzo, reciente graduado DEP y DICA, socio y sponsor del IGEP
Las opiniones, comentarios y propuestas vertidas en este texto son de mi exclusiva responsabilidad y no representan, necesariamente, el pensamiento del IGEP, Rotary International ni del Rotary Club de Buenos Aires.
Fuentes consultadas:
https://portal.clubrunner.ca/659/sitepage/history/four-way-test
http://www.charlotterotary.org/100fourwaytest.html
https://www.columbusrotary.org/stories/the-4-way-test-a-history
https://portal.clubrunner.ca/3551/stories/a-new-look-at-global-ethics-and-the-four-way-test