Mi nombre el Silvina García Bianchi, tengo 45 años, estoy casada con Javier y soy mamá de Santino, Cristiano y Valentino.

Pertenezco a la 4º generación de Bodegas Valentín Bianchi. Bisnieta mayor de Don Valentin Bianchi, inmigrante italiano proveniente de Fasano, quien fundó la Bodega en el año 1928, contando con 95 años de presencia en el mercado. 

Mi carrera profesional comenzó en la empresa familiar paterna y más adelante emprendiendo.  

Me formé como contadora (UNC) y Lic. En administración de Empresas (UTN). Desde muy chica, trabajé en la empresa Agroindustrial de mi padre, dedicada a la venta y exportación de productos orgánicos. Fui conociendo y desempeñándome en todas las áreas de la compañía: administrativa/ contable, producción, ventas, exportaciones, tratando de comprender los desafíos de cada área hasta conocer el funcionamiento general de la empresa y la dirección de la misma.  

Cuando llegó la etapa de ser mamá, decidí que sería difícil trabajar tantas horas fuera de casa, y quería disfrutar de una maternidad más tranquila, trabajando por supuesto, pero sin una demanda de horarios tan intensa. Con lo cual decidimos con mi marido invertir en Franquicias de primera línea que no estaban presentes en San Rafael (Mendoza), donde residimos. Así fue que abrimos un local de la cafetería Havanna y un local de ropa de niños de la marca Mimo & Co. Experiencias ambas fascinantes, por tratarse de empresas muy profesionales, con altos estándares de calidad, procesos rigurosos, tecnología, capacitación y formación permanente, que resultaron una experiencia y aprendizaje muy enriquecedor.

Simultáneamente comencé mi formación en temas de directorios de SA. Fue un gran desafío, porque en Mendoza no contábamos con capacitaciones para este tipo de actividad. Comencé de la mano de Andrea Grobocopatel, en Fundación Flor, cursando el MED (Mujeres en decisión) viajando semanalmente a Bs As durante varios meses, ya con dos negocios y tres niños. Más adelante, en coordinación con Alex Marchiona se pudo traer el DIRSA (Director de S.A.) a la Cámara de Comercio de Mendoza, hasta que finalmente y con motivo de la pandemia, surgió la posibilidad de cursar online el DEP (Director de Empresa Profesional).

En el año 2004, habiéndose enfermado mi abuelo Enzo Bianchi y mi Tío Tincho Bianchi (ambos, enólogos principales), los miembros de la familia a cargo de la Bodega toman la difícil decisión (para un dueño de empresa familiar) de profesionalizar el directorio de la empresa y renunciar a sus cargos ejecutivos, saliendo de esta forma la familia del día a día de la Bodega, para tomar un rol más estratégico.

En el caso particular de nuestra rama de la familia, formamos parte de un directorio familiar, en la compañía controlante de la Bodega, del que participamos rotativamente con mis hermanos por nuestra clase de acciones. 

En un directorio familiar, además de los desafíos que enfrentan todos los directorios como son los  de la propia empresa, del mercado, del país y del mundo, existe un fuerte componente emocional: la pasión por la empresa, la responsabilidad por el legado recibido, y por su puesto el lazo sanguino con los pares a la hora de relacionarse desde lo profesional... Por lo cual resulta de vital importancia la formación para conocer e implementar las buenas prácticas de gobierno corporativo, que permitan la creación de valor y continuidad de la empresa en el largo plazo. 

Mi experiencia en IGEP fue excelente, no solo por los conocimientos adquiridos y el método de trabajo, práctico y concreto, sino también por la calidad de gente que conocí y por el networking que se genera. 

Considero que IGEP realiza un gran aporte a la formación de mujeres para ocupar puestos de directorio. Sería interesante generar mayor cantidad de acuerdos con empresas para poner a disposición y hacer visibles perfiles de Directoras de empresas capacitadas y con experiencia en distintas áreas. También es necesario continuar generando conciencia sobre la importancia de la diversidad en los gobiernos corporativos para la toma de decisiones y su impacto en los resultados. Diversidad no solo en referencia al sexo, sino también a la edad, áreas de expertise, capacidades diferentes, entre otras. Cada vez más estudios demuestran que las empresas con boards inclusivos obtienen mejores resultados.  

Según Nielsen, para 2028, las mujeres poseerán el 75% del gasto discrecional del planeta, lo que las convertirá en las mayores influyentes del mundo. Otro estudio de BCG indica que 80% es el porcentaje de decisiones de compra que toma o en las que influye la mujer y, según Deloitte, 89% es el porcentaje de compras cotidianas sobre el que influimos las mujeres. 

 Casi el 60% de las mujeres millennial dice que las marcas que no se alineen con sus preocupaciones y motivaciones, afectará (negativamente) a sus decisiones de consumo (Merkle).   

Entonces me surge la pregunta:  ¿Qué gobierno corporativo no quisiera contar con al menos una mujer en su proceso de toma de decisiones? Sin embargo, según el último informe de KPMG y Revista Mercado de Marzo del 2022 en Argentina, solo el 16% de los puestos en directorios están ocupados por mujeres, mientras que en países como Europa o Estados Unidos estos valores oscilan entre el 30% y el 40%.