Honestamente, no hace más de tres meses que me ponía a escribir sobre los problemas de gobernanza de las criptomonedas, el último grito de la moda. Ya hemos pasado por crisis de bancos comerciales, de bancos de inversión, de fondos de private equity.
Ahora, son los bancos de start-ups en crisis – y es más que seguro que hay problemas de gobernanza detrás de esas crisis.
Silicon Valley Bank
El original SVB(1) era un banco incorporado bajo la legislación de California. Su vocación era servir de agente financiero al conjunto de empresas tecnológicas del Central Valley del estado, apoyándolas desde sus inicios como start-ups, acompañando su desarrollo en la etapa de venture capital y trabajando con corporaciones ya más establecidas en su negocio. También tenía sucursales en Massachusetts, el otro estado con alta concentración de start-ups del país.
Me acota Santiago Gallichio que está el tema de la falta de diversificación de riesgo. Efectivamente el caso de SVB es el de una alta concentración de productos financieros destinados a las tecnológicas; y también una alta concentración en clientes start-ups. Dos factores que aumentaron el riesgo del portafolio del Banco.
In 2022, SVB comenzó a incurrir en pérdidas importantes debidas al aumento en las tasas de interés post-pandemia y a una fuerte caída en el ritmo de crecimiento de la industria tecnológica. Al 31 de diciembre de 2022, SVB tenía pérdidas no reconocidas por más de USD 15.000 millones en el valor de mercado frente a valor de libros.
A principios de marzo de 2023, estos dos factores junto a una floja gestión de riesgos y una corrida de inversores en las tecnológicas llevaron a la quiebra del Banco. Las redes sociales tuvieron protagonista en la corrida y en el tiempo posterior, con pedidos de inversores afectados de que el regulador compensase la diferencia de valor en los estados contables.
A la mañana temprano del 10 de marzo, auditors de la Reserva Federal y de la FDIC (2) se presentaron en las oficinas de SVB para evaluar su estado financiero. Algunas horas más tarde el Departamento de Protección Financiera e Innovación del estado de California emitió una orden para tomar posesión de SVB con el argumento de liquidez inadecuada e insolvencia, nombrando como receiver (3) a la FDIC, con el objetivo de reabrir las sucursales y asegurar el acceso de los depositantes a su dinero.
Hay que tomar en cuenta que el CEO de SVB, Greg Becker, formada parte del directorio de la Reserva Federal de San Francisco. El primer remate de los activos de SVB el 12 de marzo atrajo un solo oferente, cuya propuesta fue rechazada por la FDIC.
La FDIC creó entonces Silicon Valley Bridge Bank, N.A. que es un banco nuevo incorporado a nivel federal. Operado por la FDIC con todos los servicios bancarios esperables y que actúa como ‘bridge bank’ (4). Este nuevo banco está abierto para negocios, y tanto los nuevos como los viejos depositantes tienen pleno acceso a su dinero y protección para sus depósitos.
El HSBC compró la filial británica del Banco por £1 en un esquema de rescate sin costo para el contribuyente y con plena protección de los depositantes. El mercado reaccionó con una baja en el precio de sus acciones de más del 5% ante el anuncio. Esto empujó a la baja tanto a los mercados de valores en Europa como en Asia, luego de que la quiebra del conjunto de SVB afectara al mercado de los EE.UU. No hay confianza…
Es de esperar que esta nueva entidad americana esté más sujeta a las obligaciones de transparencia y accountability que va de suyo tienen que respetar quienes acceden al dinero del público ahorrista e inversor.
Signature Bank
Fue fundado en 2001 por ex Ejecutivos del Republic National Bank of New York luego de su compra por el HSBC. Con foco en clientes de fortuna de antigua relación con los ejecutivos, inicialmente sólo tenía oficinas en la ciudad de Nueva York. A finales de los 2010s comenzó su expansión geográfica y en 2018 ingresó en las criptomonedas, que en 2021 representaban el 30% de sus depósitos.
Funcionarios bancarios del estado de Nueva York cerraron el Banco el domingo 12 de marzo de 2023, dos días después del colapso de SVB. Este colapso y el cierre de Silvergate Bank más temprano en la semana llevaron al retiro de depósitos por USD 10.000 millones. Dos días después se supo que el Departamento de Justicia estaba investigando al Banco por operaciones de lavado de dinero.
El Banco no había sido capaz de lograr venderse o de fortalecer sus finanzas para la apertura del lunes 13 de marzo. La quiebrar fue identificada como un riesgo sistémico para el Sistema financiero, lo que permitió medidas excepcionales por la FDIC como ir más allá del límite de USD 250.000 de garantía por depósito.
Nuevamente la FDIC fue designada receiver y creó el bridge bank Signature Bridge Bank, N.A. para permitirle operar mientras se buscan compradores para sus activos. Al 22 de diciembre de 2022 el 90% de los USD 89.000 millones de depósitos del Banco excedían el máximo garantizado por la FDIC pero los depositantes tendrán el recupero de sus depósitos. Tenedores de ONs y acciones de Signature no tendrán esa buena fortuna…
El colapso fue rápido y sorprendió a conocedores de la industria. Los Ejecutivos de Signature creían tener bien capitalizado al Banco y que podrían absorber las pérdidas. El ex congresista Barney Frank, director del Banco, señaló que la quiebra de SVB llevó a un pánico que solo se materialize hacia el viernes 10 a la tarde, con el retiro de USD 10.000 millones, pero indicó que veía una actitud anti criptomonedas de parte de los reguladores. El analista Christopher Whalen atribuyó el colapso a su incursion en criptomonedas y lo llamó “un enorme error de juicio por parte de banqueros experimentados". El ex director y senador Al D'Amato indicó que Signature "había sacado sus ojos del pequeño emprendedor”.
¿Qué tienen en común?
Los ejecutivos de ambos Bancos sintieron que sus instituciones nunca atravesarían una crisis terminal dadas sus capacidades personales, su solidez financiera, su track record y su imagen en el mercado inversor.
Sin embargo ambos Bancos sufrieron corridas de depósitos, generadas por la poca transparencia y la falta de veracidad de sus estados contables. Esto llevó a una pérdida de la confianza de grandes depositantes que tenían información casi privilegiada reservada a un número limitado de personas, quienes protagonizaron las corridas con inmensos retiros de dinero depositado.
¿Qué podemos esperar?
Habrá (ya ha habido) nuevamente un salvataje de estas instituciones financieras en problemas. Joe Biden no puede darse el lujo de una repetición del 2008 (5) en los prolegómenos de la campaña presidencial de 2024…
Pero esto esencialmente quiere decir que siguen sin corregirse los problemas de accountability y gobernanza en el sistema financiero de los EE.UU. Quizás lo más grave sea que es el contribuyente ya que debemos recordar que el Estado no tiene dinero propio (6). Se trata entonces del dinero de las clases medias trabajadoras recaudadas con la presión impositiva lo que se usa para rescatar complejos esquemas financieros de los que se han beneficiado unos pocos ejecutivos de alto vuelo.
¿Qué podemos exigir?
Con la hipótesis de que ya somos algo cercano a un grupo mundial de ciudadanos, quienes tenemos interés en el gobierno corporativo deberíamos tener la conciencia de esa ciudadanía virtual y ponernos en marcha a través de los Institutos de Directores o mejor aún del GNDI (7).
Lo que tenemos que exigir de manera explícita y contundente es que el regulador debe monitorear de manera más activa la estructura del balance del sistema financiero y debe intervenir en forma preventiva cuando ciertos umbrales o techos – de acuerdo a la variable que se trate - se han sobrepasado.
No sirve aducir que estamos en una economía de mercado y que por lo tanto se debe dejar totalmente a su libre albedrío a los intervinientes en el mercado financiero. La confianza pública en un sistema que aúna la función de sistema de medios de pagos (una actividad con riesgos operativos) con la de intermediación financiera (una actividad con riesgos crediticios) es justamente fundamental para el buen desarrollo de una economía popular de mercado.
Ya lo he dicho en varias oportunidades en esta misma columna: la obligación del regulador es intervenir en forma preventiva y temprana – y no cuando ya los platos están rotos.
1. Sigla para el nombre del Banco original.
2. FDIC: Federal Deposits Insurance Corporation.
3. Entidad/persona a cargo de la resolución de la quiebra de una compañía.
4. Un “bridge bank” es una institución creada por un regulador nacional o banco central para operar un banco en quiebra hasta que se encuentre un comprador.
5. Año en Joe Biden fue elegido como vicepresidente en la flamante Administración de Barack Obama.
6. Concepto seminal citado en los años 1980s por Margaret Thatcher.
7. GNDI = Global Network of Director’s Institutes, al que pertenece el IGEP.