Buenas tardes. Inicio con un agradecimiento a los profesionales que compartieron con nosotros su experiencia y conocimiento, a los que diseñaron este programa, y a los que participaron en su organización y lo hicieron posible.

Cada vez que finalizo un programa me pregunto, ¿qué voy a hacer de ahora en adelante con esto? Este programa no fue la excepción y voy a compartir con ustedes mis reflexiones.

Las reflexiones se centraron en priorizar en no más de diez, las acciones que procuraré tener presentes en el ejercicio del rol de director.

Acá va mi decálogo.

Debida diligencia al aceptar el rol de director y/o renovar la continuidad: no basta con conocer al accionista, al director, al mentor o al head hunter que me haya ofrecido el rol. Es necesario investigar sobre la sociedad, su cultura, su gobernanza, el perfil del resto de los directores, los riesgos de la industria en la que opera, la integridad, la reputación, la transparencia, las operaciones con otras sociedades que pertenecen al mismo grupo económico, etc.

Independencia: ante un dilema en el que tenga que elegir entre el interés social y el interés de la persona que me haya ofrecido el rol, ¿cuál es el grado de libertad con el que siento voy a decidir?

Mirada de águila:  el águila es un ave de presa. Tiene un vuelo majestuoso. Se eleva en las alturas como pocos. Tiene una vista que le permite no perderse en los detalles a la vez que puede escudriñar el todo focalizando al frente y a los costados simultáneamente.  El águila es el animal de poder que tendré presente para recordar no perderme en los detalles, y una vez identificado el tema que requiere ser desafiado y profundizado, ir tras él con la velocidad y la sagacidad con la que el águila va tras su presa.

Consultar: no tengo, ni tendré todas las respuestas para los temas que estarán en la mesa del directorio. Reconocer mis limitaciones y acudir en ayuda de expertos es de mayor valor que ocultar mi ignorancia.

Deconstruir, soltar, y desaprender: las experiencias y las herramientas que me trajeron hasta acá pueden no ser útiles para ciertas decisiones ya sea por la evolución de la tecnología o bien por la existencia de herramientas desconocidas por mi que resultan mas apropiadas. Tener el valor de soltar lo conocido para abrazar lo nuevo.

Aprendizaje continuo: la diversidad de temas sobre los que debate el directorio requiere no perder la curiosidad para conocer nuevas experiencias, metodologías, y herramientas. El DEP es sólo el comienzo, y tendré que poner en mi radar la continuidad de mi aprendizaje por medio de nuevos programas y/o redes diseñadas para compartir conocimiento y experiencias. ¿Será IGEP en camino?

Claridad para ver los límites del campo de juego: me refiero a los límites de la ética y de las normas de derecho positivo. Hay pelotas que están dentro del campo de juego, algunas que dan en el fleje, y otras que están fuera del campo. Claridad para ver dónde cae cada pelota. Honestidad intelectual para no crear una narrativa que busque forzar la interpretación de una “pelota fuera del campo” como “pelota en el fleje”.

Votar las mejores propuestas: aunque a veces no sean las mías.  Que el ego y la necesidad de protagonismo no tiñan las lentes con las que debo elegir la mejor alternativa.

Coraje: coraje para decir lo que pienso de verdad aunque no guste o agrade a la audiencia. Coraje para decir que no. Coraje para reconocer mis errores. Coraje para no traicionarme a mí mismo.

Disfrutar el rol: no tengo 25 años. Estoy bordeando mis sesenta y de verdad no sé (nunca lo supe) cuánto tiempo de tránsito por este mundo me queda. Quiero disfrutar de esa experiencia y ejercerla con alegría.

Tengo, tenemos, la oportunidad de demostrar el valor y el impacto cultural que aporta el rol de director ejercido del modo en que aprendimos en el DEP, con diligencia, profesionalismo, y calidez humana.

Espero honrar el aprendizaje y este decálogo en el ejercicio del rol.

Muchas gracias.