Los lectores de esta newsletter saben que cada tanto encuentro inspiración en “The Economist” y más de una vez en el columnista Schumpeter de la sección de Negocios. En su número del 10 de febrero de 2024, Schumpeter se enfoca en dos individuos cuyo track record en gobierno corporativo es decididamente negativo.

Los dos chicos malos de la película, digo, del artículo son nada más y nada menos que Elon Musk (de quien ya he hablado en mi columna más de una vez) y Mark Zuckerberg, que en mi visión también ha descendido hace tiempo a reunirse con el Hades de la gobernanza.

Coincido con Schumpeter en que cuando uno los observa desde afuera, Musk es más popular – parece tener un gran talento para organizar negocios nuevos y atractivos. Zuckerberg con su lema “moverse rápido y romper cosas” da todo el aspecto del chico malo del arenero de la plaza. Pero Musk no es un nene de pecho y en junio de 2023 literalmente desafió a Zuckerberg a luchar en una jaula – un poco al estilo de Mad Max. En ese momento Musk era el hombre más rico del mundo y el valor de mercado de Tesla era mayor que el de Meta. Hoy Meta vale el doble que Tesla.

El análisis de los esquemas de gobernanza en ambas compañías nos hacen rechinar los dientes. Zuckerberg tiene el control de Meta a través de una estructura de dos clases de acciones con diferente número de votos por acción – técnica anticuada del llamado “noyau dur” del capitalismo francés de los 80 y 90. Musk a través del reino del terror en Tesla. Pero esta es la foto y no la película.

Zuckerberg comenzó el cambio en 2022 cuando los accionistas se rebelaron a sus planes sobre el metaverso en el momento en que su negocio de base se iba cayendo. Zuck escuchó a sus accionistas y se ha concentrado en bajar costos, aumentar ganancias, invertir en IA e invertir con inteligencia (y no a tontas y a locas) en el metaverso. Planea recomprar acciones y pagar el primer dividendo en la historia de la empresa.

Tesla continúa vendiendo autos caros con fuertes descuentos, estrategia que se ha visto en el real estate argentino en el pasado. En lugar de dedicarse a Tesla, Musk pasa parte de su tiempo en Space X y a todas luces lo despilfarra en (y argumentando online sobre) X – el patético rebranding de Twitter. Ante quejas sobre esto, Musk amenazó con sacar de Tesla a los equipos de IA y de robótica, a menos que le dieran un bloque controlante de 25% de las acciones. Un juez de Delaware revirtió su paquete de remuneración valuado en USD 35.000 millones desde 2018.

Zuck no recibe ni sueldo ni bono, su 13% de Meta actúa como incentivo para actuar en favor de la empresa. El paquete revocado en Delaware se suponía que había sido recomendado por su Board por un tema de motivación - ¿se ha reducido la motivación de Musk desde entonces y cuál es su driver en este momento?

Zuckerberg parece actuar como un líder corporativo que sigue las reglas de gobernanza y asegura a sus inversores maltratados en el pasado. Musk redobla la apuesta y amenaza con mover la sede legal de Tesla de Delaware a Texas, buscando un entorno que da a los accionistas menor protección de sus intereses.

Como vemos, todos los chicos malos envejecen, pero algunos aprenden y crecen como líderes empresariales. Otros no. Hay un fuerte paralelo en la política argentina.

Para no apartarnos del discurso de este artículo, quizás nosotros tengamos que aprender de quién aprender realmente y en qué empresas invertir para apoyar a quien aprovecha las lecciones que el paso de los años inevitablemente nos ofrece.