En este momento del mundo y de la Argentina en particular, pone a los empresarios en una situación crítica para la toma de decisiones.
No solo la evolución de la tecnología, la IA y toda la revolución que estamos viviendo en términos de cómo será el mundo del trabajo, la salud, la producción y de los negocios en pocos años, se suma un contexto internacional de alta volatilidad, con conflictos armados muy sensibles que modifican geopolíticamente al mundo tal como lo conocimos pre pandemia.
Pero en la Argentina apenas tenemos tiempo en dedicarnos a analizar lo que ya está y lo que se viene. El brutal cambio en la política económica del país pone a los empresarios en un nivel de incertidumbre de alerta máxima.
No solo se presentan DNU’s que no sabemos si son constitucionales o no, que articulado está vigente y cuales, sino que también se está apostando a una ley llamada Ley Base y Pacto de Mayo, de lo cual se habla mucho y sabemos bastante poco.
La falta de estructura para asumir todas las responsabilidades que implica gobernar un país hace que los funcionarios públicos con nombramientos efectivos que están hoy, mañana no sabemos. Anuncios que trascienden, que se desmienten y luego se efectivizan.
Todo lo mencionado mas arriba forma parte de un combo que junto con una economía recesiva, cierre de comercios, suspensión de personal, caída de ventas del orden del 30%/50%, apertura de las importaciones con regímenes especiales, falta de competitividad para exportación, suba de las tarifas de los servicios públicos, etc, hace casi imposible dilucidar las decisiones mas correctas.
Esto sucede sin contar con ninguna herramienta para sostener el nivel de actividad, ni con los cambios estructurales prometidos como modificaciones en el régimen laboral, impositivo, de simplificación de la burocracia, etc, para poder afrontar la apertura de la economía y poder competir.
Lo cierto es que los empresarios deben tomar decisiones fuertes sobre sus organizaciones.
La recomendación para “cruzar el puente” es que todas las empresas deberían conformar un comité de crisis con las personas claves de la compañía. Si la misma cuenta con un directorio bien constituido (muy recomendable y mucho mejor), el mismo debería tener una participación muy activa.
El objetivo es llegar a la meta de la mejor manera posible, es decir, resistir hasta que la economía comience a traccionar.
Lo difícil es saber cuando ocurrirá.