¿Cómo se desarrolló tu carrera hasta llegar a la posición de dirección?

Siempre estuve dentro del sistema financiero, iniciando a los 18 en lo que fue la continuación de las AFJP, Nación Servicios. Mi primera gerencia la obtuve a los 23 años y terminando la carrera de Lic. en administración. Los siguientes 5 años fueron horizontalizando hacia otras industrias con potencial de desarrollarse en el mercado de capitales. A los 27 estructuré varios negocios con cierta exposición a los mercados y el regulador, lo que representó una primera aproximación a lo que es la gestión de directorio y sus implicancias, principalmente las legales y psicológicas. A los 30 fui convocado a ser C-Level de un grupo inmobiliario a la vez que me integré al director, siendo esta la primera experiencia en que sentí que se habían dividido las funciones cada una en los dos hemisferios cerebrales, la función creativa, dinámica y lúdica del c-level en el hemisferio derecho, y la lógica, secuencial y regulatoria en el hemisferio izquierdo. Actualmente me desempeño en tres directorios, dos como director titular, uno de los cuales es en una prestigiosa institución de capacitación bursátil,  y en otro como vicepresidente y CEO en una sociedad de bolsa.

Cuáles fueron los principales desafíos que encontraste en el camino?

Son muchos los desafíos, pero por una cuestión neurótica siempre que me los encontraba buscaba una forma de categorizarlo y entender cuál era la forma orgánica de enfrentarlos. La primera categoría siempre fue la técnica, puesto que armar un directorio en una estructura que sin estar sometido al régimen de oferta pública sí me incluía en la órbita del regulador, todo desafío en este orden fue abordado desde el lado académico autodidacta, dado que aún no conocía al IGEP. Innumerables libros, lectura de la legislación y unas cuantas horas abonadas a abogados especialistas en la materia hicieron que estos desafíos se tornen más leves.

Una segunda categoría de desafíos es el gerenciamiento del grupo de directores, lidiando con la persona más que con los problemas. En eso me ayudó mucho mi temprana experiencia en gerenciamiento de grupos en empresas burocráticas y complejas, además de algún acompañamiento de mentores, aunque siempre tuve en claro que lo importante es entender la phronesis de la cuestión, es decir, la capacidad de pensar en la cuestión dinámica como tal y no como una cuestión estanca.

Una tercera categoría es la psicológica. La exposición a la que nos sometemos en el directorio de una empresa excede la legal, que no es poco, y va al desgaste psicológico generado por los riesgos a los que se enfrenta constantemente, o riesgos futuros, el conflicto cotidiano, la debida diligencia del buen hombre de negocios al tener que mantener rendimientos y preservar fuentes de trabajo en contextos económicos complejos, y la constante presencia de la AFIP, AGIP, ARBA, UIF, CNV, etc., que aparecen siempre en el momento más incómodo. En esto no hay secretos, es aceptar que uno está expuesto a lo que decidió exponerse cuando eligió la vida corporativa y abandonar la tranquilidad de la monotonía diaria.

¿Qué herramientas, entornos, procesos sentís que fueron claves para fortalecer tus habilidades como director?

Soy la generación que aprendió a leer y escribir en computadora, y la que se educó con internet. No creo que haya herramienta más útil a la hora de investigar una problemática, buscar antecedentes o entender los distintos riesgos a los que uno se expone, que una buena investigación en portales especializados. Un entorno como tal me fue muy difícil de encontrar, sí me facilitó mucho la vida entrar en contacto con colegas con más experiencia y de esa forma poder entender todo desde otro lugar. Recién en 2021 que conocí el IGEP puedo decir que encontré un entorno afín. El tener una red de contactos de gente que está en mismo nivel de exposición, poder hablar el mismo idioma y compartir problemas irrelevantes para la mayoría de la gente, acorta muchísimo la curva de aprendizaje y permite abordar los problemas cotidianos desde un espacio compartido.

¿Qué lugar le darías a la capacitación en el desarrollo de tus habilidades directivas?

¡Fundamental! Fui gerente sin terminar la carrera y la mayoría de los desafíos eran sobre las habilidades blandas. Ser director me llegó mientras promediaba el MBA y no fue hasta que terminé el Máster en Finanzas en donde me sentí en plena capacidad para desempeñarme en esta función. Con el DEP sentí que atravesé varios años de asambleas en cuatro meses, a la vez que me encontré rodeado de gente con un nivel de preparación y experiencia muy enriquecedora. El DICA complementó mucho la experiencia que ya había adquirido al estar sometido al régimen de oferta pública. La capacitación es clave a la hora de entender la naturaleza de los problemas actuales, y de los problemas futuros a partir de las decisiones que se toman, actitudes y aptitudes de los directores y gerentes, y decisiones tomadas por parte de los accionistas.

¿Cómo fue tu experiencia en IGEP?

Muy superadora. Entendí erróneamente en un principio que era un instituto de capacitación y nada más, pero con las primeras clases me di cuenta que es mucho más. Desde los espacios de encuentro, el networking y la camaradería de los miembros de todas las camadas, me resulta una propuesta brillante que viene a subsanar el espacio vacío que existía para los directores, y era la ausencia de un espacio de sindicalización que el IGEP viene a ocupar.

 ¿Qué le recomendás a las personas que quieren ocupar un lugar en el directorio, por donde empezar? 

Que se preparen robustamente en materia de Legales, Compliance y Finanzas Corporativas, además de las propias de la industria en la que se desempeñe la organización en la que se estén desempeñando. Que incorporen a su vida hábitos saludables tanto física como psicológicamente, puesto que ocupar un cargo de Director conlleva un gran desgaste físico y psicológico y más vale curarse en salud. En línea con esto último, que se preparen una estructura patrimonial que preserve el patrimonio propio y familiar ante cualquier desgracia. Y por último, recordar cual mantra que este mundo es el que se eligió, especialmente cuando se está ante problemas, dificultades, obstáculos o riesgos que parecen pantagruélicos.