Este artículo es una revisión al impacto de la geopolítica actual sobre los directorios y sus decisiones estratégicas, en un contexto de creciente rearme, tensiones sistémicas y disrupciones en las cadenas de valor globales. A través del análisis del macroentorno como herramienta clave de gobernanza, se propone ofrecer una hoja de ruta para boards empresariales que buscan anticipar riesgos, identificar oportunidades y fortalecer su resiliencia organizacional frente al nuevo orden internacional. El foco está puesto en el rol de las industrias vinculadas a la defensa —directa o indirectamente— y en cómo los directorios deben incorporar variables geopolíticas, tecnológicas y de seguridad en su planeamiento estratégico.

Empresas de la industria de materiales de defensa

Las firmas que ya operan en esta industria deben preguntarse si están en condiciones de abastecer la aceleración de demanda (ramp-up) provocada por el rearme europeo. La resiliencia geográfica de los activos, la escalabilidad productiva y la orientación tecnológica hacia una “guerra digitalizada” (drones, software, ciberdefensa) son dimensiones centrales.
Asimismo, el componente digital de los productos debe ser evaluado como factor competitivo. La interoperabilidad con estándares OTAN, la ciberseguridad y la capacidad de actualizaciones remotas determinan su relevancia futura.
Desde el punto de vista organizacional, el desarrollo de un Business Continuity Plan (BCP) robusto, que contemple disrupciones logísticas, escenarios bélicos y riesgos sistémicos, es hoy una obligación básica de gobernanza.

En este sentido, hemos desarrollado por regiones lo que observamos, y esperamos sea de utilidad para los lectores miembros de directorios.

Empresas de la Unión Europea y Gran Bretaña

Los boards europeos y británicos deben anticipar cambios en el entorno fiscal vinculados al financiamiento del rearme. También pueden surgir nuevas oportunidades de negocio en áreas de apoyo logístico, inteligencia artificial militar y mantenimiento predictivo.
Sin embargo, la pertenencia (o no) a la OTAN, la UE o coaliciones ad hoc como la de apoyo a Ucrania condiciona la elegibilidad para contratos, tecnología y financiamiento. Por ello, es recomendable reconsiderar la estructura societaria y analizar la radicación geográfica según niveles de exposición al riesgo.

Europa del Este: entre disrupción y reconversión

Las empresas en esta región deben estar preparadas para una eventual movilización nacional, así como para adaptarse a situaciones de guerra abierta que afecten mercados, personal, cadena de valor y logística.
Existen oportunidades de reconversión hacia el sector defensa, especialmente en áreas como blindaje, electrónica y simulación militar. Pero se requiere una estrategia de crisis y reconstrucción post-conflicto, coordinada desde el nivel del directorio.

Empresas fuera de Europa

Incluso las compañías radicadas en otras regiones deben evaluar el impacto que un rearme europeo o un conflicto de escala puede tener sobre sus clientes, sus cadenas globales de valor y sus costos logísticos internacionales.
La diversificación de proveedores y rutas de transporte, así como la preparación de escenarios de disrupción comercial o financiera, deben formar parte de su planeamiento estratégico.

Boards latinoamericanos frente al nuevo entorno geopolítico

América Latina posee ventajas comparativas en materias primas críticas como litio, cobre o aluminio, lo que la posiciona como potencial proveedora del nuevo complejo militar-industrial global. Sin embargo, debe cumplir estándares ESG, trazabilidad y seguridad contractual.
La región también enfrenta el desafío de definir su posición ante la creciente rivalidad entre China y Estados Unidos. Las estrategias de “neutralidad activa”, segmentación de mercados y diversificación tecnológica pueden reducir riesgos ante sanciones cruzadas.
Por otro lado, muchas industrias civiles —como la automotriz, metalmecánica o de software— podrían reconvertirse parcial o totalmente al sector de defensa, mediante certificaciones y alianzas público-privadas.
Los boards deben incorporar análisis de geopolítica comercial, monitorear las rutas críticas (como el Canal de Panamá o el Atlántico Sur) y desarrollar un BCP logístico regional, que les permita mitigar riesgos operativos frente a un entorno global inestable.
Finalmente, resulta clave que los directorios latinoamericanos fortalezcan sus capacidades institucionales, formen comités de crisis, integren variables de defensa y seguridad en sus tableros de control y se vinculen con actores públicos y multilaterales para asegurar una gobernanza eficaz.

Adicionalmente, pareció relevante consultar al Mag. Juan Battaleme, especializado en seguridad internacional e instituciones internacionales y mantuvimos una charla de preguntas y respuestas muy enriquecedora para el fin de esta nota.

Entrevista al profesor Mag. Juan Battaleme

ERG: Las empresas proveedoras de materiales de defensa enfrentan actualmente un entorno de alta demanda inorgánica, impulsada por el rearme de países europeos tras la invasión rusa a Ucrania. Esta situación lleva a los directorios a evaluar su capacidad operativa, geoestratégica y tecnológica. También esta situación podría afectar a otras industrias como hemos comentado previamente. En este sentido, las preguntas que creemos debe hacerse un directorio para evaluar el contexto son: ¿Dónde invertir en nuevas plantas con bajo riesgo geopolítico? ¿Qué alianzas tecnológicas son seguras y alineadas con nuestros intereses estratégicos?

JB: La idea es identificar espacios donde todavía puedan destinar capacidad instalada las empresas europeas, así que América Latina aparece a priori como un ámbito de interés para ellos, para llevar a cabo este tipo de nuevas inversiones. Digamos, la extensión que hay en los nuevos hubs de producción que van a estar vinculados a los hubs europeos, y la dinámica de la política en tanto y en cuanto que hay una necesidad creciente, hay un requerimiento creciente de este tema, es que es una inversión muy grande y que tiene un periodo de vida de unos 10 a 15 años máximo, después de vuelta volverás a ajustar, siempre y cuando no haya una guerra estructural entre China y Taiwán. Pero, digamos, primero es aumentar la capacidad de Europa y segundo, buscar lugares alternativos, como bien podría ser Argentina, que es algo que estamos mirando, la creciente atracción de la industria armamentística europea por países en América Latina para poder producir.

ERG: ¿Y vos ves mucho más probable una guerra estructural China-Taiwán antes que se continúe en el este de Europa?

JB: No, yo creo que se congela eso por un tiempo, que eso puede volver a resurgir, ciertamente todo va a depender del tipo de garantías que se le da, que la guerra en el Medio Oriente va a continuar y va a seguir profundizándose, y la pregunta, la gran incógnita, que es lo que nadie puede responder, es si vos vas a tener en ese “rimland”, en ese cinturón, digamos, de conflictos como el actual, el conflicto entre China y Taiwán, y por lo tanto

Estados Unidos. Que esa es la gran duda que tenemos todos.

ERG: Entonces, y en ese sentido, ¿cómo ves el escenario...?

JB: En ese sentido veo 15 años más de conflictividad internacional, lo cual también lo ven los europeos y por eso están con distintas iniciativas vinculadas al rearme. Digamos, la ventana de oportunidad para una guerra son 15 años. Después, si los europeos son exitosos, se van a equilibrar y va a ser más difícil que haya un conflicto armado.

ERG: ¿Y la alianza tecnológica va a estar separada de estas cosas? ¿Va a estar Estados Unidos, por un lado, Europa por otro, y no sé, Japón...?

JB: No, no lo veo, no lo veo, eso es un error pensar así. De hecho, tiene un gran nivel de integración industrial-militar, lo que van a llevar es a cortar algunas dependencias o algunos elementos de la cadena productiva que lo puedan producir los europeos. Pero la integración militar y la alianza militar no la veo rompiéndose en los próximos 10 años. No, porque aparte el modelo funciona y es beneficioso. Y si vos mirás, hoy todavía del orden de entre el 60 y el 70% del material militar occidental es un mix de Europa y Estados Unidos. Y Estados Unidos sigue siendo el principal exportador de armas del planeta. No van a perder mercado porque sí los norteamericanos. Yo creo que lo que están haciendo es sentarse a renegociar distinto y ya que Europa va a asumir una cuenta mayor, que eso también retribuya más beneficios para la industria de la defensa europea.

ERG: Y, El ramp up de esto, o sea, la velocidad de inversión con la necesidad de armamento, ¿cómo está dada?

JB: La necesidad de armamento es mucho más urgente que la capacidad de inversión que tienen hoy en día los europeos. Calculo que lo van a resolver, pero todavía están lejos de resolverlo.

ERG: ¿Y vos ves esto como una inversión mucho más tecnológica para una guerra, digamos, sin seres humanos, es decir drones y otras tecnologías? ¿cómo observas esto?

JB: Lo que hay que conseguir, que es lo que te dicen los europeos en sí, es lo que ellos llaman “Affordable mass”. Que vendría a ser algo así como...

ERG -Un volumen, una escala de producción X-, ¿no?

JB: No. No es solamente eso, sino, por ejemplo, en drones, un gran volumen en materia de drones que les permita a ellos enfrentar los requerimientos de la guerra moderna. Entonces, los requerimientos de inversión van a pasar por tener esa capacidad, por disponer de esa capacidad.

ERG: Y ahí volvemos al cuello de botella de los microchips y todo eso, ¿verdad?

JB: Exacto, por ejemplo.

ERG: Y ahí volvemos a la relevancia de Taiwán.

JB: Y de ahí que Estados Unidos ahora se pone a construir Microprocesadores… y robots y todo eso significa conseguir lograr tener un volumen tal de que uno pueda conducir por ese principio de masa a la guerra y también producir. Entonces, el problema es que las condiciones tecnológicas son tan costosas que hay que lograr que esto sea pagable desde el punto de vista del contribuyente. Esa es la idea de “affordable mass” también.

ERG: Y vos ves que con estas elecciones que hubo en Alemania y todos estos movimientos, Reino Unido con el Brexit, ¿cómo puede haber apoyo ahí?

JB: Sí, va a haber. El tema es que, algunos lo pagarán con deuda, porque lo pueden hacer como Alemania, otros lo van a tener que pagar con transferencias de recursos como lo tendrá que hacer Reino Unido. Entonces la discusión ahí es quién paga el rearme. Y el problema que se tiene con los europeos es que no existe consenso. Hay que desmontar el estado de bienestar europeo, hay que aumentar la deuda y aumentar la carga a los contribuyentes. Esa es la discusión europea ahora. Ellos están tratando de transformarlo al mismo tiempo en algo rentable y en algo útil para ellos. Pero lo cierto es que tampoco hoy la industria armamentística es mano de obra intensiva, en realidad es mano de obra intensiva y es driver robots y otras cosas. Entonces hay que ver cómo lo resuelven. Tienen un montón de cosas para resolver. Lo cierto es que la industria de defensa europea salió de ese adormecimiento confortable que tenían. Yo pienso que eso es lo más importante y lo más atractivo para todos.

ERG: Y haciendo un doble clic en lo que dijiste que están mirando la geopolítica para instalarse en lugares lejanos y pacíficos que no tengan conflictos, como lo es Latinoamérica o Sudamérica, ¿se puede hablar de qué países se están analizando o eso es más confidencial?

JB: Es un poco más confidencial. Pero son los del núcleo de defensa europea, Alemania, Dinamarca, República Checa, Francia, Inglaterra. Están todos buscando lugares donde deslocalizar su producción.

ERG: Y cuando ese ramp-up ocurra, que seguramente ocurrirá 2026-2027, ahí vamos a tener una demanda extra que va a afectar industrias como la de electrodomésticos, automotriz y otras, ya sea por chapa, por metales, por tecnología.

JB: Posiblemente. El tema es que hay que ver cómo los factores de producción se van acomodando, porque hay muchos que están tomando una previsión de que va a haber mayor demanda. La Argentina espera mejorar de las demandas energéticas, de las demandas de minerales críticos, etc. Eso nos va a dar una posibilidad para tener recursos para poder modernizar la economía del país. Entonces, hay una oportunidad ahí. Pero es cierto también que pueden aparecer cuellos de botella.

ERG: Y en toda esa dinámica, ¿cómo ves lo que hablábamos alguna vez en las clases? La ruta de los barcos, ¿no? Porque sigue estando complejo el tema de los fletes marítimos, ¿no?

JB: Totalmente; ahí la clave es la protección de las líneas de comunicación naval. Va a haber un mayor desarrollo, desde el punto de vista de la seguridad y la defensa internacional, vos vas a tener mayor competencia en las líneas de comunicación naval, mayor preocupación por protegerlas. Yo creo que cobran importancia, digamos, en esta idea de la “weaponization” o la militarización de la interdependencia y de los recursos económicos, las líneas de comunicación naval son centrales. Por eso hemos orientado, en el caso de la Argentina, la política a tener una mayor conciencia de la relevancia que tienen las líneas de protección naval.

ERG: ¿Y ahí se ata un poco el proyecto que está en México de un segundo canal de Panamá? pero que es una combinación de tren y marítimo, ¿no?

JB: No, eso sí, pero eso es difícil que suceda. No llegan con los tiempos. En el caso de China sí, pero el problema que tiene China es que es muy probable que, al estar tan cerca a los Estados Unidos, se lo corten, entonces...

ERG: Referente a las empresas: ¿los gobiernos van a subvencionar a las empresas o las empresas a los gobiernos?

JB: Para el rearme en este caso, yo pienso que van a haber tecnologías “off the shelf”, que van a salir del mercado y se van a aplicar al mundo militar, y algunas cuestiones muy puntuales, dependiendo también qué gobierno, porque China y Estados Unidos no son lo mismo, van a poner plata. Va a haber que ver qué sector tecnológico es el que el gobierno quiera hacer progresar. Pero es un mix, ya no es como fue la Guerra Fría, donde el gobierno financiaba, o más adelante en la Guerra Fría, donde las empresas proveían soluciones. Hay una relación público-privado, en algunos países va a ser más intenso lo público que lo privado, en otros va a ser más intenso lo privado que lo público. El punto va a estar en ver cómo son los procesos productivos y los procesos, digamos, de necesidad de armamento de alta tecnología que haya.

ERG: ¡Gracias Juan!

En este marco de transformación global, los directorios ya no pueden limitarse a leer indicadores económicos o financieros: deben interpretar el pulso geopolítico con la misma rigurosidad con la que evalúan un balance. Las tensiones entre potencias, la redefinición de alianzas tecnológicas y la militarización de cadenas de suministro plantean escenarios complejos, pero también ventanas de oportunidad para quienes logren anticiparse.

En este sentido, el especialista Mag. Juan Battaleme, nos ha ayudado para indagar en las dinámicas de fondo que afectan a los procesos de inversión, producción y toma de decisiones estratégicas en este nuevo orden en gestación. La entrevista nos ofrece claves valiosas para entender hacia dónde va el mundo —y cómo pueden prepararse quienes lideran desde los boards.